Todos hemos vivido la euforia, agonía, pasión y a veces esas ganas de estar al lado de nuestros ciclistas, motivándolos a dar los pedalazos que les faltan para alcanzar el triunfo o la victoria de una etapa o competencia.
También hemos sufrido sus caídas, lesiones, problemas de salud e incapacidades, pero al mismo tiempo nuestras palabras de orgullo y motivación por medio de las redes y los diferentes canales de comunicación, han llegado a nuestros ciclistas como la mejor cura en esos momentos duros.
Los colombianos nos hemos convertido en esa familia a la que le late el corazón cuando vemos los nombres de nuestros ciclistas en las competencias más importantes del mundo … ¿ahora, se imaginan lo que debe sentir una madre, que mira desde lo lejos a su hijo cuando la respiración y las fuerzas no le alcanzan para pedalear más?
Las vidas de muchos de nuestros ciclistas han sido de constante sacrificio; sí, un sacrificio de amor y pasión por la bicicleta y por dejar el nombre de un país en alto. Han sacrificado tiempo con sus familias, cumpleaños, navidades, estudios, vacaciones, fiestas y días normales de adolescentes a cambio de una vida de disciplina.
Una mujer de fe.
“Me describo como una mujer de fe” así lo ha dicho en varias oportunidades Carolina Rubio, una mujer que trabajó y luchó incansablemente de la mano de su hijo para verlo llegar a la meta. Una impulsadora de sueños y una mamá que con disciplina, carácter y amor ha sido parte esencial de la formación de quien hoy todos conocemos como “Chavito”
Solamente la fe, en el momento en que su hijo sufrió un duro accidente en carreteras italianas, quedando en un estado de coma, fue la que sostuvo a la familia y madre de Esteban Chaves. Un suceso que dejó secuelas importantes en el ciclista y que , por poco, estuvo punto de terminar con su carrera y dejarlo sin movilidad en su brazo derecho.
Sin embargo la fuerza de una madre como Carolina Rubio siempre estuvo intacta. Desde el primer día creyó que su Esteban saldría adelante y con el mismo valor, a pesar de los miedos, temores al futuro y a los posibles accidentes que en cada competencia se puede enfrentar, no ha dejado de ser una voz de aliento y poder para el joven.
Para Bella in Sella, reconocer el trabajo, dedicación y sacrificio de las familias de nuestros ciclistas es de gran valor. La mayoría de las veces vemos a “superhéroes” pedaleando, escalando, sudando y triunfando, pero son pocas las oportunidades en la que nos sentamos en el lugar de aquellos familiares que del otro lado del mundo, de la pantalla, de la pista o carretera tienen que sufrir las derrotas, lesiones y heridas mentales y emocionales de aquellos que van sobre ruedas.
Nuestro más sincero agradecimiento y admiración a las familias de los ciclistas colombianos que nos han representado y nos representan, sabemos que esta disciplina deportiva no es fácil y que tanto el deportista como aquellos que lo aman, deben ser valientes para afrontar las distancias, tiempos y carreras que la vida les va trazando en esta ruta llamada CICLISMO.